El presidente homófobo Valdas Adamkus ha anulado por fin esta ley que pretendía dejar de lado la palabra homosexualidad y todo lo que hiciera referencia a ella, por pensar que es malo para la educación de los niños. Este tipo de personas son las que estropean un país y lo que intentaba era dejar de lado a los homosexuales en Lituania, como de hecho está haciendo, aunque lo que pretendía era que en la escuela no se hablara de la homosexualidad y hacer como que no existe a los ojos de los niños.

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En primer lugar es de ignorantes pensar que si a un niño no le hablas de homosexual, éste no lo pueda ser cuando sea mayor, porque es cuestión de gustos y no de que te hablen de la sexualidad. A la mayoría de los niños les atraen las niñas sin que a ellos se les hable de la sexualidad a edades tempranas. Al menos esta cancelación de la ley homófoba es una buena prueba de que el pueblo, a través de sus protestas, ha tenido el poder para poder evitar que sus niños crezcan sin conocer la homosexualidad y sin respetar a las personas que son homosexuales, tanto como las heterosexuales.

Los niños deben crecer sabiendo las opciones sexuales que hay cuando vean a dos hombre juntos no se extrañen ni tampoco rechacen a estas personas. Esta educación en el respecto a todos es lo que debería imperar en la educación de los niños en Lituania, para que de mayores no tengan odio hacia los homosexuales y aunque no les guste lo que hacen, al meno respeten a estas personas, que no se meten con nadie. Le ha costado al presidente tomar esta decisión, pero ha hecho lo correcto por una vez.

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